mi psicóloga me pregunta
si no resulta agotador
cargar con tanto peso,
si las miradas de
las demás personas
y sus palabras
realmente deben
gritar más fuerte
que la persona dentro de mí
y yo pienso
en todas esas veces
en las que me silencié
en las que no me pregunté
qué era lo que tanto quería
y me pregunto
en qué momento fue
que decreté
que iba a ser otro monstruo más,
que el armario
en el rincón de mi mente
era el mejor lugar
en el que podía estar
pero no
en qué corazón cabe
en qué parecer
de qué cerebro
sobre este planeta tierra
existe la idea
de que estoy mejor sin mí,
de que todos están mejor sin mí
una amiga me dijo
que tengo un brillo distinto
desde hace un tiempo
y me asusta un poco
no ser capaz
de mantenerlo vivo sola
me dice que tiene
otra amiga
con este mismo fulgor
y que no lo perdió,
que sigue ahí
porque no necesita
que nadie lo impulse
más que ella
y yo pienso
en que ya es un poco hora
de que deje de convertir
todo lo que quiero
en plomo
y digo que esta la luz
que me enceguece los ojos
ahora que estoy afuera
puede recorrer
cada centímetro de mí,
cada milímetro de mi mente
e incendiar todas las puertas
de todos los armarios
y así abrazar
a cada monstruo
que me hizo meter la pata,
aceptarlo
y dejarlo ir.
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