Ir al contenido principal

18.02

mi psicóloga me pregunta
si no resulta agotador
cargar con tanto peso,
si las miradas de
las demás personas
y sus palabras
realmente deben
gritar más fuerte
que la persona dentro de mí

y yo pienso
en todas esas veces
en las que me silencié
en las que no me pregunté
qué era lo que tanto quería
y me pregunto
en qué momento fue
que decreté
que iba a ser otro monstruo más,
que el armario
en el rincón de mi mente
era el mejor lugar
en el que podía estar

pero no
en qué corazón cabe
en qué parecer
de qué cerebro
sobre este planeta tierra
existe la idea
de que estoy mejor sin mí,
de que todos están mejor sin mí

una amiga me dijo
que tengo un brillo distinto
desde hace un tiempo
y me asusta un poco
no ser capaz
de mantenerlo vivo sola
me dice que tiene
otra amiga
con este mismo fulgor
y que no lo perdió,
que sigue ahí
porque no necesita
que nadie lo impulse
más que ella

y yo pienso
en que ya es un poco hora
de que deje de convertir
todo lo que quiero
en plomo
y digo que esta la luz
que me enceguece los ojos
ahora que estoy afuera
puede recorrer
cada centímetro de mí,
cada milímetro de mi mente
e incendiar todas las puertas
de todos los armarios
y así abrazar
a cada monstruo
que me hizo meter la pata,
aceptarlo
y dejarlo ir.

Comentarios

Entradas populares de este blog

fotos (o una taza de café)

Tengo una foto tuya guardada en mi lata de recortes y cosas que despegué de la pared, pero no quiero tirar. Es una foto hermosa, de las más lindas que saqué. Estás posando con cara de incomodidad; la misma expresión que ponías cada vez que te sacaba una foto. Y es que yo sé que no te gustaba, pero había algo en mi forma de hablarte que hacía que, al final, después de revolear los ojos, te quedaras quieta y me dejaras inmortalizarte con un click. Así como esta tengo varias capturas de otros momentos. Una de ellas es la foto esa que te saqué en el plaza yendo a ver a Clari, con mi vestido de calaveras y mi sombrero puesto; esa siempre me gustó mucho porque tenías el pelo de un azul eléctrico súper brillante y te estabas riendo con una mano en la cara por un chiste que te acababa de hacer. Me enorgullecía bastante de haber sido capaz de arrancarte una carcajada en el momento justo; y esa parecía ser mi especialidad porque la mayor parte de nuestras fotos son así: yo haciendo una payasa...

Destrozo

Sé que mi risa es una meta y mi tristeza el camino, sé que ambas volverán a partir el mundo de alguien en dos,  pero ahora solo necesito cuidar de mí misma y dejarme en las manos del tiempo que me acompaña siempre. -Elvira Sastre sí, no pensaste mal, voy a destrozarte voy a tomar cada pedazo de tu recuerdo y a romperlo en pedazos para amurarlo a la pared y así exprimir cada gota de arte que me ayude a cicatrizar  y voy a escribir todo lo que necesite escribir y te advierto, mi amor,  que si tengo que llenar  cuadernos y cuadernos con poemas en los que  no hagas más que aparecer no voy a dudarlo un segundo porque te quise en un pretérito mentiroso que va a extenderse por mis días como la profundidad del sonido de un piano que alguien toca en un salón vacío y sé que te gustaría que escribiera cuando no me siento mal, o que, aún así,  me esforzara en escribir bonito, pero nunca entendiste  ...

tarde

cuando todo oscurece es el momento justo para atrapar los recuerdos que quieren escurrirse de nuestras manos las aguas de nuestra memoria con su corriente tempestuosa comienzan a funcionar con el ritmo de la noche, el movimiento se apacigua y un tono dorado tiñe los momentos que ya no están el atardecer trae consigo una forma distinta de evocar las cosas; en la inmensidad de ese fuego que abrasa el cielo nuestra mente abre una ruta en la que los recuerdos tristes dejan una estela de colores brillantes la última vez que se abrazaron aparece frente a tus ojos cubierta por un velo color pastel y el dolor se anestesia con la perfección del presente los meses se evaporan y, de repente, acá estás para mirarme a los ojos otra vez y me cuesta no creer que sea real pero, así como así, la oscuridad total hace acto de presencia y, de un portazo, la distancia temporo-espacial nos separa otra vez las e...