me costó bastante tiempo aceptar mis propias disculpas. fueron varias tardes buscando lo que creía que me faltaba en el silencio del sol sobre mi piel. y me quemaba un montón. me mordía los labios hasta sangrar antes de aceptar colgarme al cuello algo que no fuera el peso de la responsabilidad por la explosión que me había dejado en pedazos. no podía hablarme en otro tono que no fuera alto y distorsionado, repitiendo el mismo discurso en loop como si nunca hubiese conocido otras palabras. sabés que todo esto es culpa tuya. vos y tu puta manía de arruinar absolutamente todo lo que tenés entre tus manos. no te das cuenta de que sos una carga para todo el mundo. por qué no hacés las cosas bien de una vez. y hubo días en los que un remolino interior apenas me dejaba escuchar nada más que la música que salía de los auriculares. razón por la cual reproducía canciones ruidosas que sonaran más fuerte que todo lo demás. solo quería descansar. quería dejar de sentir que cada minuto del ...